Desde hace unos
meses me vengo dando cuenta, como si de un agujero en la capa de ozono se
tratase, que poco a poco he cambiado y de hecho lo sigo haciendo. Ya hace un
año que llegué aquí y aunque el cambio ha sido como un gotero, muy poco a poco,
también ha sido constante.
Una de las cosas
que tuve que cambiar nada mas empezar fue mi cara. Acostumbrado a las caras
serias, a esas caras que te amenazan con solo mirarte unos instantes, esas
caras se quedaron en el aeropuerto de Estocolmo, donde hice mi escala, a partir
de ahí todo fueron sonrisas, y aunque las sonrisas me acompañaron hasta el día
de hoy no fue hasta pasados unos meses que mi cara cambió. Deje atrás los
labios cerrados, la comisura de la boca recta y pasé a ser un joker. Recuerdo
una vez en mi país, en mi ciudad, que un día un chico me pego por sonreír, ¿te
estas riendo de mi?, eso me dijo y lo siguiente fue que me había dado un
puñetazo.
Otra de las cosas
que tuve que cambiar y rápidamente fue el saludo y el contacto con los demás.
De dar dos besos a las mujeres y la mano a los hombres a inclinarse y poner las
manos en forma de rezo, os parecerá una nimiedad pero la verdad es que no lo
es. Ahora el contacto es mucho más breve, no más ir de la mano con la pareja,
no más abrazos en público, por no hablar de los besos, por supuesto nada de
besos. Aquí todo es mucho más comedido por lo que no hay margen de metedura de
pata en cuanto a quien debes de besar y a quien no, no se besa a nadie. Debo de
admitir que aún me cuesta ir por la calle o paseando y no poder pasar el brazo
por encima de mi pareja, eso aún me cuesta. Aunque yo nunca haya sido muy fan
de muestras de afecto en público, ahora cuando quiero hacerlo, no puedo.
Tengo unas amigas
a las cuales solo les he tocado el brazo en alguna contada ocasión y eso se debió
a que estábamos hablando de algo relacionado.
No todo es
positivo, como podéis ver pero, hay más. Por supuesto el idioma, desde que llegué aquí he
cruzado en mi mismo idioma 3 o 4 palabras con algún aventajado que sabe decir
Hola, gracias, y cómo estás? Pero todo lo demás pues en inglés, y tailandés, a veces
se complica cuando alguien como yo, con cierta tendencia a explicar las cosas
con pelos y señales, no encuentra las palabras oportunas y toda mi explicación se
resume a decir lo que esa persona seguramente ya había oído antes, las mismas
palabras, las mismas expresiones, la misma historia.
El chafardeo, eso
que en mi país es casi deporte nacional, aquí apenas empieza, preguntas a
famosos sin ninguna mala intención, para que el famoso se sienta a gusto, de
esas que en mi país ya no se hacen, por desgracia. Además obviamente a la gente
no le interesa la vida de los demás, por lo menos no demasiado, eso de mirar
por la mirilla aquí no se hace, de hecho hasta es de mala educación, para los
reservados es un punto a favor. A mi aun me cuesta no mirar quien hace ruido al
lado mío pero, aquí la gente lo omite, por educación, por no crear un problema también.
Una de las cosas
que mas ha cambiado en mi ha sido los celos, en mi vida empecé siendo celoso,
aunque tenía 12 años , luego un poco mas adulto fui lo que se llama una persona
normalmente celosa, lo que quiere decir que solo sentía celos si veía algo que
me hiciera estar celoso, un abrazo, un beso, cosas de ese estilo, luego cercano
a la treintena pasé a ser un nada celoso, mi novia podía hacer lo que quisiera
y cuando quisiera y estando aquí poco a poco me he convertido en un celoso,
seguramente veo cosas donde no las haya o quizá las veo con mas claridad que
antes, el tiempo lo dirá pero sin duda ha sido un cambio radical. Tailandia me
ha cambiado en muchas cosas y algunas son buenas y otras no tanto pero lo que está
claro es que si vienes aquí el país no te deja indiferente.
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